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Leer 3 fragmentos

Me apetecía hacer una entrada algo mas densa juntando 3 capítulos del evangelio, que como varían de nombres según la versión, lo llamaremos El beso de Judas, La negación de Pedro y El juicio de Pilato. Tres traiciones diferentes que, como siempre, representan 3 maneras habituales de ponernos la zancadilla, de no ser fieles a nosotros mismos. En estos textos que comparto la dinámica y los personajes casi siempre son los mismos pero lo que si se repite continuamente es que Jesús representa nuestro Yo Profundo, nuestro centro, esa parte interna que siempre sabe hacia donde tenemos que mirar, donde compartimos algo que nos conecta con el otro y con algo mas grande que nos sobrepasa y que sigue siendo un misterio.

Dicho esto, que quizas suene como poco definido, estas tres traiciones ocurren al no entender el lenguaje que utiliza el Yo Profundo para comunicarse y al no tener en cuenta la totalidad de lo que somos. Este conflicto, es antiquísimo por eso un texto de hace mas de 2.000 años es tan actual, porque en el fondo somos siempre los mismos. Como no siempre escuchamos o entendemos sus instrucciones  lo intentamos solucionar de manera rápida e inefectiva desde la superficie.

Primero el intento de solución visceral como intentó hacerlo Judas (en el Tarot lo visceral son los Bastos), este apostol actuó sin pensar en las consecuencias reales de vender a Jesús por dinero y reconocimiento, y sin tener en cuenta lo que sentía. Las visceras en este modo nos llevan a actuar creyendo que podemos con cualquier obstaculo, que nada nos para. Judas quiere ir por el camino facil, quiere resultados inmediatos, digamos que estaba cansado de seguir a un señor durante meses y no haber obtenido recompensa (o eso creía él). Visceral fue su traición al igual que su final, no se dio tiempo a buscar una solución.

Segundo la manera emocional, la escena de las tres negaciones de Pedro (en el Tarot lo emocional son las Copas). Este apostol habia prometido a Jesús que le seguiría hasta el final, pasase lo que pasase, está claro que aquí hablaban las emociones desbordadas de un fanboy como cuando teniamos 15 años y toda nuestra vida era X famoso. Las emociones en este modo lo que suelen hacer es inundarlo todo, sin límites y otra vez no actuan mas filtros por lo que la realidad no entra en la ecuación en su totalidad, a lo que se le une el miedo al rechazo social que tantas veces hace que nos neguemos ya que el instinto de pertenencia es muy poderoso. Como veremos al final, el caso de Pedro tiene una particularidad que lo hace diferente.

Tercero la manera mental, el juicio de Pilatos (en el Tarot lo mental-intelectual son las Espadas). Este personaje ya no es un seguidor de Jesús, es una autoridad romana, quién decidirá si Jesús sigue con vida o no, en lo que supuestamente será un juicio porque la decisión ya estaba tomada. La mente lo que suele hacer es cortar nuestro contacto y experiencia con la realidad fraccionandolo todo (por eso es una espada), lo que tenía relación deja de tenerla. Pilato no revisa la acusación, no para los pies a quienes acusan al reo, no mira que esta sintiendo él mismo en esta situación, no ve delante de él a otro ser humano. Solo se tomó unos minutos para humillar a Jesús, siempre desde la distancia, haciendo un gran esfuerzo para no involucrarse (se lava las manos), anteponiendo la ley a la persona. En definitiva, esquivó todas las balas para que todo siguiera  como estaba (ahora se llama no salir de la zona de confort).

Después de estos intentos de explicación podemos ver diferentes formas de no ser fieles a nosotros mismos, de no escuchar a Jesús, nuestro Yo Profundo. Podemos hacerlo a lo Judas por el camino facil y rápido, buscando un resultado inmediato, por ejemplo cuando nos ocurre algo dificil de digerir y en seguida queremos pasar página (no procesamos el duelo) y nos decimos internamente no ha pasado nada hay que seguir, no queremos pasar por el proceso lento y complejo de la perdida, generalmente nuestra solución es hiperactivarnos para que nadie note lo que estamos viviendo internamente. Al final no estamos dando lugar a todo lo que estamos sintiendo impidiendo a la vez cualquier tipo de aprendizaje.

Si lo hacemos a lo Pedro priorizaremos nuestra imagen externa y lo que los demas piensen de nosotros  a lo que realmente sintamos y queramos, de alguna manera no asumimos el riesgo a sentirnos rechazados, por ejemplo algo muy común como estudiar lo que nuestra familia espera de nosotros y no lo que realmente nos apasiona. La solución es hacer lo que se espera de nosotros para no pagar  ningún precio afectivo, de ahí que Pedro le responda a Jesús la respuesta que espera de él pero a la hora de la verdad le niega.

Por último, si lo hacemos a lo Pilato nos matendremos al margen del conflicto como si no fuera con nosotros porque implicarse nos traería cambios y la idea es que todo siga como estaba. Este ejemplo se vive sobretodo cuando la Vida nos avisa repetidas veces que algo tiene que cambiar pero miramos hacia otro lado, no nos sentamos a hablar con el conflicto, creemos que esas cosas solo le ocurren a los demas.

Resumiendo, en cada ejemplo cada personaje no tiene en cuenta la totalidad que somos (visceras, emociones, mente, cuerpo, etc), siempre excluyen unas y ensalzan otras por lo que la Realidad, el presente, no lo viven en su totalidad, solo fracciones. Nos traicionamos al querer que las cosas nos beneficien solo de la manera que deseamos, si no, huimos, nos traicionamos al no querer correr ningún riesgo para no decepcionar o al querer mantenernos separados de la realidad y que las consecuencias no nos afecten.

P.D: El caso de Pedro tiene la particularidad del llanto y el gallo, este personaje se para, asume su estrategia y llora, en términos evangélicos se purifica, se perdona porque hizo lo que pudo en ese momento y por eso canta el gallo, como símbolo del nuevo aprendizaje.

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Bruno Hernanz

Bruno Hernanz

Hace unos años estudie teoría sistémica, junto a Constelaciones Familiares y Biodescodificación utilizando como herramientas el tarot y muñecos, ahora lo aplico para escribir, de vez en cuando, pequeñas reflexiones utilizando como excusa el Evangelio.

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