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Los síntomas, dolencias, enfermedades quizás sea una de las cosas que más nos unen como colectivo, nos hace sentir una extraña compasión egoísta, quizás porque sabemos que también nos va a tocar a nosotros.

Dentro de cualquier herramienta terapéutica/sanadora son unos de los temas estrella, las enfermedades que se repiten en la familia, el síntoma que tengo desde que nací, la dolencia que tengo desde que me jubilé, etc.. el abanico es inmenso, basicamente porque son algo que nos hace humanos y con lo que vamos a tener que convivir siempre.

Un concepto que a mi me abrió la mirada respecto al tema es como se aborda desde la biodescodificación, para esta corriente un síntoma es toda dinámica que empeore o frene nuestra calidad de vida, un síntoma hace que parte de nosotros se quede congelado o retroceda. Por lo que no es solo algo físico (una diabetes, un dolor de rodilla, una menstruación irregular, etc) sino que también  son un síntoma, por ejemplo, me llega el dinero y nunca consigo ahorrar para gastarlo en lo que quiero, siempre encuentro parejas que ya están comprometidas, siento que nadie me tiene en cuenta, empiezo algo nuevo y enseguida lo dejo por otra cosa, siento que no puedo alejarme de mi familia, no aguanto que mi hermano se comporte siempre así, etc. Lo que lleva a reconocer que siempre estamos y estaremos enfermos (sintomáticos) con algo, siempre tenemos cosas que mirar dentro nuestra, de ahí que algo muy importante sea ser conscientes desde que lugar y de que manera nos relacionamos con nuestros síntomas, como los miramos, que beneficios secundarios obtenemos al tenerlos, con quién nos conecta y sobre todo entender que mensaje nos traen de como vivimos y sentimos la realidad.

El personaje del capítulo somos cualquiera de nosotros dándonos explicaciones super coherentes de porqué nos pasa lo que nos pasa (38 años llevaba en la camilla argumentándose de porqué seguía así), en el tarot este relato victimista lo representa el Colgado, que esta atado de los pies boca abajo, sin saber que la cuerda se la ha atado el mismo y que por lo tanto salir de esa situación también esta en sus manos. También hay un texto de Khalil Gibran que se llama El Mar Mayor, en el que describe una imagen muy clara sobre este estado en el que un personaje esta sentado sobre una piedra gris echando puñados de sal al propio mar pretendiendo que algo cambie. Después el personaje intenta convencer a Jesús con su discurso, sin saber que a nuestro Yo Profundo no lo podemos engañar con discursos porque en el fondo sabemos que es lo que nos dificulta el avance.

El personaje también deja ver en él una extraña sensación que todos sentimos en ocasiones, y es que parece que no nos merecemos lo bueno que le ocurre a los demás, parte de su parálisis esta ahí, se siente separado del colectivo “sano”, la camilla le ayuda pero a la vez le condena. Y todos necesitamos camillas que nos sostengan, eso si, temporalmente para que no lleguemos a olvidar como era nuestra vida sin ella. Nos suele ocurrir en ocasiones lo contrario y es que dejamos la camilla olvidada antes de tiempo y ni siquiera  nos metemos en el agua porque nos colocamos por encima de la Vida y sus tiempos, como les ocurre a los judíos del texto que nos les parece bien que la sanación ocurra en sábado, queriendo anteponer la Ley a los hechos, queriendo imponer su voluntad a la voluntad de la Vida.

Esas prisas por quitarnos el síntoma de encima también tiene que ver con nuestra visión actual de la ciencia-medicina, en la que buscamos algo externo que nos salve cuanto antes y en la creemos que la enfermedad y el dolor no deberían existir, sobretodo en temas crónicos o de mayor gravedad. Por eso una de las cosas que mas solía repetir en las sesiones individuales era que la persona sintiera como se relaciona con su síntoma (insisto que no solo físico), había ocasiones en las que sentían mas grandes y otras minúsculos, a veces se sentían cómodos juntos al síntoma y otras no podían ni mirarlo de frente, tambíen les conectaba con alguien del árbol o se sentían desplazados  de su entorno porque esa dolencia no era bien vista. De ahí que nos sea de gran ayuda siempre dar un lugar a lo que nos molesta, mirarlo, escucharlo, ni hacerle un pedestal ni querer borrarlo inmediatamente, abrazarlo para que forme parte y soltarlo cuando haya cumplido su función, por supuesto todo unido a momentos de miedo, enfado y dificultades que acompañan cualquier proceso.

Un ejercicio sencillo que puedes hacer en casa es escribir en un folio “Yo sano” y en otro folio “Síntoma” o el nombre de este, los colocas en el suelo de una habitación que este despejada y te colocas encima de ellos descalzo, primero en tu parte sana y después en el síntoma, te quedas ahí y fijándote en lo que sientes, pasado unos minutos cambias al otro folio y te fijas si hay alguna diferencia. Ya la colocación que hayas hecho de los folios te dará pistas de tu relación con el síntoma, si están mas juntas, mas alejadas, si se miran, etc.

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Bruno Hernanz

Bruno Hernanz

Hace unos años estudie teoría sistémica, junto a Constelaciones Familiares y Biodescodificación utilizando como herramientas el tarot y muñecos, ahora lo aplico para escribir, de vez en cuando, pequeñas reflexiones utilizando como excusa el Evangelio.

Un Comentario

  • Paula dice:

    Muchas gracias, como siempre tu reflexión es muy interesante y una tremenda invitación a escuchar nuestro cuerpo . Haré el ejercicio que sugieres.
    Felicitaciones Bruno!!

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